La quinta generación del “Vette” se produjo de 1997 al 2004 y fué la última en portar las ópticas retráctiles que habían sido una característica desde la segunda generación (C2). El C5 fue de los primeros modelos deportivos estadounidenses en “ponerse a punto” en las pistas europeas, en un claro esfuerzo por conquistar ese mercado particularmente el alemán, ávido de vehículos rápidos y capaces. Las motorizaciones siempre fueron poderosos V8 y las potencias según el año y la versión oscilaban entre los 350 a los 406 CV en la versión Z06. En el C5 los ingenieros de GM trabajaron arduamente en la suspensión trasera, haciendo un refinado trabajo y logrando un vehículo que se alejaba de aquella imagen de los deportivos estadounidenses, poderosos pero incontrolables.